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Cámaras, lentes, flashes o mi cabeza.


Estoy convencido que si se supiera la marca del cincel y del martillo con el cual Miguel Ángel esculpió el David, muchos escultores también crearían esculturas geniales. Esa marca de cincel y la del martillo eran la mejor de su tiempo, sin lugar a dudas. ¿Qué pinceles habrá utilizado Velazquez o Rafael? ¿Cuál habrá sido la composición de la pintura que usaba Van Gogh? Nótese la ironía, por favor. Quizás por no estar en el ambiente de la plástica nunca he oído debates sobre este tipo de cosas. Las cuales me parecen totalmente irrelevantes y sé que muchos coincidirían conmigo en eso.

Entonces alguien nos convenció a los fotógrafos que nuestras fotos serán mejores con determinadas cámaras o si utilizamos tales lentes y ni dudes en iluminar con ciertos flashes o procesar en Ligthroom o Photoshop. Allí es donde comienza una carrera (de nunca acabar) una carrera de inversiones, de compras, de gastadero de dinero, vender lo que compramos (porque eso no era precisamente lo que necesitaba, las fotos todavía no salen buenas) y comprar otra cosa. Una manía de alcanzar lo inalcanzable, teniendo la certeza que cuando alcancemos ese equipo nuestras fotos cambiarán mágicamente. Ese es el punto, “el pensamiento mágico” Con tal equipo todo mejora, todo se soluciona, puedo ser un gran fotógrafo. Lo interesante es como muchos “fotógrafos” se enojan sin algún sacrílego mortal les dice: “Que buenas fotos saca tu cámara”.

Desde lo alto del “Monte Sinaí de los fotógrafos” les nace una argumentación que va desde lo técnico hasta lo sarcástico, exponiendo como Él, al controlar la cámara, logró esa buena foto.

Lo que no se dan cuenta que ellos mismos promueven eso, declarando cosas como: –“Ahora con esta nueva incorporación van a ver” – – “Ahora sí, ya pase a full frame” – – “Qué bueno ya llegó mi lente f2,8 . Todo lo que puedo hacer ahora” –

– “Mis mejores fotos las hice con el 85mm f1,8”– Y otras tantas cosas por el estilo. Ven una foto interesante en Facebook y lo primero que preguntan (y generalmente lo único) es ¿Con qué lente? ¿Con qué cámara?

Creo que esto tiene que ver con el hecho de despersonalizar la fotografía. Tiene que ver con el hecho de que muchos no entienden que el arte es algo personal, que depende de nuestra “mirada”, de nuestra personalidad, de involucrarnos en lo que hacemos y dejar nuestro sello en la imagen (no el de una empresa).

Cuenta la historia que en un concierto muy especial, con un público muy ilusionado, que llevaba mucho tiempo esperado ver y escuchar al gran violinista Itzhak Perlman, ocurrió algo muy infortunado: a los pocos segundos de comenzar el concierto, con sólo unos pocos -pero mágicos- acordes interpretados por Itzhak en su maravilloso violín Stradivarius, repentinamente una de las cuatro cuerdas del violín se rompió con un tremendo chasquido.

Aclaración: un violín que pierde una de las cuerdas se convierte en algo prácticamente inútil para tocar música sinfónica, debido a los inarmónicos que genera. Cualquiera que toque el violín u otro instrumento de cuerda de la misma familia lo podrá corroborar. Es imposible tocar un violín de tres cuerdas y por eso los violinistas suelen llevar un violín de reserva, aunque cuando se toca un Stradivarius no es posible tener otro de las mismas características en reserva.

La orquesta dejó de tocar inmediatamente, el público enmudeció y el director de orquesta, tras ver lo que había ocurrido, se dio la vuelta y se dirigió al público:

Estimado público, lamentamos profundamente lo ocurrido. Por desgracia, una de las cuerdas del violín del maestro Perlman se ha roto. Es un hecho muy poco frecuente, pero es una adversidad que no podemos resolver a tiempo para continuar con este concierto, por falta de tiempo; el horario es muy ajustado y se necesita más de media hora para cambiar la cuerda y poner a punto el violín. Les pedimos sinceras disculpas…

En ese momento, Itzhak Perlman interrumpió al director y le dijo que por favor se preparase para continuar con la obra. Itzhak cerró los ojos, se quedó en silencio unos segundos, como recomponiendo su mente y visualizando interiormente las tres cuerdas de su Stradivarius. Y acto seguido le hizo una señal al director y la pieza musical arrancó donde se había quedado.

Itzhak puso tanta pasión en su interpretación con sólo tres cuerdas, imposible de hacer según muchos, que aquella noche se escuchó uno de los conciertos más bellos de la historia. Al finalizar, Itzhak se secó el sudor de la frente (fue un grandísimo esfuerzo el que tuvo que hacer aquella noche para tocar lo imposible) y se dirigió al público con estas palabras:

¿Saben ustedes? en ocasiones el artista tiene la obligación de descubrir cuánta música puede aún hacer con los recursos que le quedan.

Y era un Stradivarius. ¿Cómo podés fallar con un Stradivarius? (Para los ignorantes en estas lides musicales el violín Stradivarius tiene una fama de excelencia mundial). Pero esa noche la fama del violín no lo salvó a Itzhak, el renombre y el (supuesto respaldo) de la marca tampoco. Lo que permitió que este artista diera un concierto brillante fue el conocimiento, el estudio y entrenamiento con su instrumento. La pasión y la convicción de que en ese momento toda la cuestión pasaba por sacar de adentro lo que se había engendrado en su alma durante muchos años de involucrarse en el arte que él cultivaba.

¿No será que nos convencieron que todo pasa por la tecnología? ¿No será que nos convencieron que necesitamos lo mejor en equipos para hacer una buena foto? ¿No será que nos creímos eso del marketing?

NO necesitamos, ni a Nikon ni a Canon, ni a Sony, ni a Olympus o cualquier otra marca, para hacer buenas fotos. Necesitamos nuestra cabeza llena de recursos técnicos, estéticos y comunicacionales. Necesitamos tener experiencias que nos marquen, y que podamos hablar de ellas en nuestras fotos. Necesitamos zambullirnos en el arte para respirarlo, sentirlo, entenderlo y producirlo. Necesitamos estudiar para poder crear, no hay alternativa.

Sí ya se, ya se ahora llueven los comentarios del tipo que "necesitamos cámaras para hacer fotos y que el avance tecnológico es importante y que el resultado y lala lala". Por supuesto que sí, no estoy desacreditando toda la tecnología, pero tu foto no va a ser buena porque la hiciste con determinada cámara o por tal lente. Tu foto va a ser buena porque en ella volcaste tu alma y utilizaste los recursos que te da la fotografía de una manera particular porque de eso se trata el estilo en el arte, tener algo interesante para contar y utilizar los recursos desde tu perspectiva no desde el punto de vista de los demás y no porque querés hacer algo distinto, sino porque es la única manera en que podés hacerlo. Todo eso que metiste en tu cabeza durante años, encontró una manera de salir de expresarse y cuando lo haces, encontrás esa satisfacción que te da el arte.

Nos vemos en la próxima.

Gustavo Pomar

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